lunes, 7 de junio de 2010

"Si me dejas, ¡te mato!"

Fueron sus palabras mientras sujetaba mi cuello con una de sus manos y me miraba fijamente a los ojos...yo estaba acostada, acabábamos de concluír con mis "obligaciones conyugales" (así lo llamaba ella cuando yo no quería)...sus palabras me helaron la piel y el corazón, sabía que no hablaba en broma...
Pensé mucho para escribir este post, no es fácil...no cuando ahora tengo una vida feliz, una familia hermosa y una mujer que me ama tanto como yo a ella...pero lo hago porque sé que por ahí, en algún lugar, en algún "hogar", habrá otra mujer como la que yo fui... una no puede imaginarse que al ser lesbiana, se pueda llegar a vivir una historia de terror, como las que comúnmente suceden en familias heterosexuales...al menos eso pensaba yo...

Contaba con 19 años cuando la conocí, a los 20 ya vivíamos juntas a base de mentiras, ella sólo 2 años mayor que yo...con ella yo conocí el amor, o lo que creí que era amor... Sé que me amó, sé que fue feliz y me hizo feliz...pero no sé cuánto tiempo exactamente duro esa felicidad...a pesar de que estuve a su lado por 7 años...

Nunca me agredió físicamente...pero no era necesario... Su violencia era tal que me paralizaba, cuando la hacía enojar por alguna razón rompía lo que se le ponía enfrente, pateaba puertas hasta hacerles agujeros, rompía vidrios con las manos... sin embargo, y contrario a lo que cualquiera pudiera pensar, yo no me consideraba una mujer maltratada...como la generalidad de las mujeres maltratadas...

Me distancié mucho de mi familia...hasta el punto que dejé de asistir a eventos religiosos importantes a los que jamás habría faltado... Lo creí necesario...un día fuimos a visitar a mi madre, íbamos con una amiga mía de varios años... mi mamá me estaba diciendo muchas cosas ofensivas y a ella también pero indirectamente, de pronto ella se levantó de su silla con una furia extrema y avanzó hacia mi mamá...mi amiga rápido se interpuso...mientras yo me quedaba atónita de lo que estaba viendo...lo único que acerté a decir fue "ya nos vamos"....desde ese día prefería mantenerla alejada de mi familia...mi madre se había dado cuenta de lo que pasaba...pero yo estaba ciega...

Fueron años muy difíciles, mi salud estaba completamente mermada, vivía sumida en profundas depresiones, dejando cada varios meses uno y otro trabajo... con ella aprendí a beber, hasta casi perder la conciencia... aprendí a fumar, hasta sentir náuseas del olor... aprendí a mentir y disimular...

Cuando conocí a mi mujer...fue como encontrar un oasis en medio del desierto, como un bálsamo que alivia el cansancio que ni siquiera sabía que tenía...ella me amó a pesar de todo, a pesar de mí...a pesar de ella... yo creía ingenuamente que nadie se daba cuenta de lo que pasaba entre nosotras...hasta que mi mujer me dijo que yo no tenía por qué estar pendiente de todo lo que quería para hacerlo, que me tenía sometida...  -¡jajaja! ¡claro que no!  ...fue mi respuesta inmediata...

Sólo yo trabajaba, ella conseguía un trabajo -mal pagado- y lo abandonaba a la semana...así que la presión de mantener la casa que mi madre nos había prestado para vivir, era toda una odisea, sobre todo porque yo también pasaba varios meses al año sin sueldo... ahora leo lo que escribo y me cuesta tanto entender cómo una mujer preparada, con una autoestima aparentemente sana, con una visión clara de lo que quería de su vida...de pronto está envuelta en esta historia...

Pero llega sin darnos cuenta...de pronto es un portazo, a la vez siguiente es un grito, la próxima rompe una copa...y como si fuera sin querer...cada día es vivir sometida a la violencia... 

Me enamoré profundamente de mi mujer...aunque no teníamos sexo...y ella se dio cuenta...esa fue la razón de sus palabras aquella tarde...sentí un miedo atroz, sabía que sus palabras podían llegar a ser ciertas...pues ya un día le había propinado varios golpes mientras yo trataba en vano de detenerla y le juraba que no la dejaría nunca, que me iría con ella lejos, donde nadie pudiera encontrarme... pedí tanto a Dios que la alejara de mi...porque yo no podía, no sabía cómo hacerlo...

Se fue...no sin antes darme un golpe certero... se fue con mi prima, la que siempre le coqueteó mientras estuvo conmigo... Ella sigue presente en mi vida, acudimos a las mismas fiestas de mi familia extendida...en las que siento su mirada sobre mí...sé que un día me amó...y que tal vez piensa en lo que pudo haber sido...

Fotografía: Una mujer, un mar en calma